
Otra vez esa sensación. Y yo que pienso que con el tiempo debería aminorar y contra todo pronóstico crece, crece sin límites, se ubica hacia el infinito, se desborda, explota, no atiende a razones y ensancha, se alarga...
Telepatía incrustada en la ropa de nuestros cuerpos, mismo color, misma forma.
Después de tres días mis mejillas siguen incendiándose con su presencia, y yo que no las controlo, y ellas que no se dejan controlar..
Me hace reír, estallar en carcajadas, así libremente, sin pegas, me río y la cerveza decide que es un buen momento para salir por mi nariz, y entonces él también se ríe, y entonces noto que todo marcha, y entonces pienso por un segundo "sí, ésto debe ser la felicidad".
Después todo salió solo. Le ví allí, esperando al otro lado de la calle, separada por un semáforo que a mi criterio tardó horas en ponerse en rojo.
Dos besos, autocontrol absoluto para no dar el tercero en un lugar quizás indebido.
Cada vez que se reía mi cabeza hacia un viramiento rápido e involuntario para contemplar su sonrisa, y entonces yo sonreía también, sonreía a destiempo, inconsciente y ampliamente, sonreía con ganas y con nervios; mezcla absoluta de miedo y euforia.
Metí la llave en la cerradura pero me negué a subir, mi cabeza me incitaba a mover las piernas pero mi corazón las dejaba quietas, como esperando algo; joder! siempre olvido que es clarividente; así que me quede allí como estática, iertática, inmóvil, y el se acercó, y luuego..luego no sabría describirlo. Por una vez fui capaz de dejar la mente en blanco, latidos galopantes que pensaban por mí y erizaban mi nuca. Él en mis labios y los míos temblando.
Me veo rodeada por el brazo más protector y más perfecto que haya tenido tras mi espalda, su boca en mi boca, Madrid avanzando deprisa y el tiempo..el tiempo parado en sus besos.
Dos besos, autocontrol absoluto para no dar el tercero en un lugar quizás indebido.
Cada vez que se reía mi cabeza hacia un viramiento rápido e involuntario para contemplar su sonrisa, y entonces yo sonreía también, sonreía a destiempo, inconsciente y ampliamente, sonreía con ganas y con nervios; mezcla absoluta de miedo y euforia.
Metí la llave en la cerradura pero me negué a subir, mi cabeza me incitaba a mover las piernas pero mi corazón las dejaba quietas, como esperando algo; joder! siempre olvido que es clarividente; así que me quede allí como estática, iertática, inmóvil, y el se acercó, y luuego..luego no sabría describirlo. Por una vez fui capaz de dejar la mente en blanco, latidos galopantes que pensaban por mí y erizaban mi nuca. Él en mis labios y los míos temblando.
Me veo rodeada por el brazo más protector y más perfecto que haya tenido tras mi espalda, su boca en mi boca, Madrid avanzando deprisa y el tiempo..el tiempo parado en sus besos.